viernes, 10 de diciembre de 2010

¿Para qué sirve el análisis FODA?

¿Para qué sirve el análisis FODA?
EMPRENDECUADOR
2010-12-07
                                                
El análisis FODA – Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas – constituye una herramienta muy valiosa para la determinación de la situación de una organización o de un proyecto.  El principio de este tipo de análisis parte de la evaluación de los factores externos e internos que generan impacto sobre el desarrollo de un negocio.

Eventualmente, esta herramienta permitirá definir:

•Los objetivos estratégicos: De estos se trazará el plan de marketing, la estrategia de ventas, las acciones comunicacionales, estrategias operacionales, políticas y planes financieros, entre otros.

•Las potenciales amenazas – riesgos externos fuera de su control– que podrían repercutir sobre su proyecto. Esto nos permitirá considerar acciones defensivas y de prevención como la diversificación de mercados, control del apalancamiento a nivel de proveedores / clientes y creación de barreras de entrada, etc.

•Evaluar la capacidad de respuesta frente a situaciones determinadas: La introducción de un producto de la competencia, incrementos en la demanda, rotación de personal, entre otros.

•Definir las fortalezas del proyecto para diseñar un plan de desarrollo, aprovechamiento y diferenciación. En este aspecto también es importante determinar la estrategia de posicionamiento de marca para que eventualmente logre diferenciarse del resto de sus competidores.

•Descubrir nuevas oportunidades de negocio para alinear a la organización hacia las mismas. Estas pueden ser a partir de nuevos mercados, tendencias, alianzas, etc.

•Identificar las debilidades de la organización, para intentar mejorarlas o generar barreras que impidan ser atacados por estos flancos. Un claro ejemplo en emprendimientos nuevos o jóvenes es la falta de experiencia o trayectoria dentro del mercado, la misma que repercute sobre la madurez del equipo o el comienzo del funcionamiento del negocio. De la misma manera, es común encontrar que la falta de capital es una de las debilidades de las empresas que están en su etapa inicial.

•Determinar la rentabilidad del negocio o lanzar un producto.

•Evitar errores previsibles, inversiones innecesarias  y preparar al equipo para posibles contingencias. 

•Decidir si es necesario promover alianzas estratégicas con otras empresas, incluso considerando a la competencia –en función de llegar a acuerdos que mantengan la competitividad, como precios y estándares de productos–

•Definir cuando es el momento conveniente para incursionar en nuevos mercados o reorientar a la organización hacia mejores oportunidades, incluso cuando esto implique fuertes inversiones o desarrollar nuevas fortalezas.

 

miércoles, 1 de diciembre de 2010

LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

La resolución de conflictos
EMPRENDECUADOR
2010-11-25
¿Por qué resulta difícil la resolución de conflictos? La principal razón del por qué es tan difícil resolver un conflicto se origina en que estos son influenciados por emociones. Cuando las personas sienten emociones negativas como el enojo o el resentimiento, les es muy complicado actuar de manera racional. La probabilidad de que una persona comprenda el punto de vista de otra es mínima cuando emociones fuertes interfieren en su proceso de razonamiento.
Las emociones juegan un papel importante en cómo las personas interpretan sus relaciones, el poder e incluso su lugar dentro de un grupo. Casi todas las personas estamos acostumbradas a evaluar las situaciones que se presentan de acuerdo a cuanto nos afectan personalmente. Esta evaluación generalmente se desprende de experiencias pasadas. Al relacionar una imagen con una experiencia, ésta desencadena una emoción y, consecuentemente, una actitud y un comportamiento. De esta manera, las emociones no solamente pueden desencadenar un conflicto, sino también pueden establecer el marco en donde se puede llegar a una solución y entendimiento entre las partes involucradas. Es decir que las emociones pueden jugar un papel importante por ambos lados.
En el mismo orden, y en referencia al contexto de las relaciones personales, las emociones expresan las intenciones, deseos y objetivos de las personas. Cuando las personas sienten que sus objetivos son incompatibles con los de otros, esto desencadena una serie de emociones que pueden llevar a un choque. Estar consciente de estas emociones, racionalizarlas, interpretarlas y prever los posibles resultados constituye el modelo adecuado para el manejo de emociones.
Imagínese un iceberg, del cual solo un pequeño porcentaje es visible, mientras que la mayor parte de él se encuentra escondida bajo el agua. La pequeña porción representa nuestro comportamiento, el cual podemos observar y escuchar. Justo bajo la línea del agua se encuentran las emociones que aunque no podamos verlas o escucharlas, podemos suponer lo que sienten otros observando su comportamiento. Por ejemplo, cuando alguien sonríe podemos interpretar que se encuentra feliz; cuando alguien se frunce interpretamos que está triste o de mal humor.
Si bajamos más hacia el cuerpo de nuestro iceberg podemos llegar a un lugar donde encontraremos lo que es más importante para cada uno de nosotros: nuestras necesidades e intereses. Éstas son las que manejan a nuestras emociones y nos incitan a reaccionar de cierta manera en el evento de un conflicto.
Al enfrentar el conflicto, es tentador tratar de obviar el aspecto emocional y pretender manejar las situaciones de manera objetiva. En un inicio puede ser que esta metodología resulte efectiva. Sin embargo, reprimir emociones resulta perjudicial al largo plazo ya que tarde o temprano pueden generar un conflicto mayor. Enfrentar la raíz de un comportamiento es necesario para poder racionalizarlo y direccionarlo efectivamente. El primer paso es identificar la emoción que genera dicho comportamiento, para luego decidir cuales son las acciones a tomar. Por ejemplo, si usted identifica que cuando otra persona le habla con cierto tono de voz le genera una emoción negativa es mejor que haga una pausa. Reflexione sobre las consecuencias que podría traer una acción tomada en ese estado de ánimo y evalúe la  dimensión real del tono. Si usted decide, verá que el tono de la otra persona –siguiendo el ejemplo – realmente no tiene mucha importancia ni influye en quién es usted. Al lograr minimizar estos detonantes logrará tener un mayor control de sus emociones, de sus actos y, por lo tanto, de su vida.